jueves, 10 de octubre de 2013

La victoria de los azules


Hoy la atención se centra en Messi, en Cristiano Ronaldo, en Neymar,etc…Sin embargo, en el siglo VI, y en Constantinopla eran las carreras de carros el espectáculo favorito de los bizantinos. 
Bizancio, al igual que Roma, había sido edificada sobre siete colinas. Constantino eligió su emplazamiento por su carácter estratégico, puerta de entrada a Asia. En el siglo VI, con un millón de habitantes, era la ciudad más poblada del mundo. La vida giraba alrededor de la corte, la iglesia de Santa Sofía y el hipódromo. 
Las carreras eran el deporte más valorado por el público y por los emperadores. En las carreras de carruajes se apostaban grandes cantidades de dinero, y toda la ciudad se dividía entre los seguidores del equipo de los Azules (Venetii) y los de los Verdes (Prasinoi). Había otros dos equipos de carreras, los Rojos (Rousioi) y los Blancos (Leukoi), que como el Atlético de Madrid y el Valencia se fueron debilitando gradualmente y fueron absorbidos por los dos equipos principales. 

La rivalidad entre Azules y Verdes solía verse influenciada con las rivalidades políticas o religiosas, y en ocasiones los disturbios acababan en una guerra civil. Los más graves fueron los llamados disturbios de Niké ocurridos en el 532. 
En el año 527 d.C., y con Justiniano ya en el poder, la ciudad de Constantinopla tenía como uno de sus edificios principales el hipódromo. El Hipódromo de Constantinopla fue el centro deportivo y social de Constantinopla que tenía una capacidad para 100.000 espectadores. 
En el momento que comenzó su reinado Justiniano – un gran aficionado a las carreras y con un equipo favorito, el los Azules -, gustaba de ir al hipódromo. Para aquel entonces, y tal y como hemos señalado antes los equipos Rojos y Blancos estaban de capa caída. Sólo había dos equipos en la ciudad sobre los que valía la pena animar y seguir, los Verdes y los Azules. 
Los Azules se situaban en el Hipódromo frente al palco del emperador, y cerca de las puertas de salida, y los Verdes en el extremo opuesto; y la rivalidad entre las dos partes era feroz e incontrolable. En las carreras de caballos eran casi tan frecuentes las lesiones e incluso la muerte como en los combates de gladiadores. La multitud normalmente llegaba a un frenesí que conducía a enfrentamientos entre seguidores rivales. 
Preocupado por el creciente nivel de violencia, Justiniano dirigió sus esfuerzos hacia los miembros más extremos de cada facción. Eso sí, durante el mandato de Justiniano se manifestó una gran crisis económica. Ello llevo al emperador a subir los altos impuestos por lo que se imagen quedó deteriorada. Las carreras de caballos, a veces, sacaban lo peor de los habitantes de la capital bizantina especialmente entre los más fanáticos de los Verdes y los Azules. 
Para el 13 de enero del año 532 estaba señalada la principal carrera del año que volvería a enfrentar a verdes y azules. Tres días antes de este evento deportivo varios miembros de los Verdes y los Azules la justicia bizantina había decido ahorcar algunos fanáticos seguidores de estos equipos que, además, eran contrarios al deseo del emperador de subir los impuestos. Se llevó a cabo la ejecución, pero un seguidor de los verdes y otro de los azules escaparon de la ejecución y encontraron refugio en una iglesia. 
Al enterarse llegaron algunos de los seguidores de ambos equipos en su ayuda y exigieron el indulto del Emperador. A medida que la competición avanzaba en el Hipódromo, aumentaba la hostilidad en los seguidores y comenzaron a canalizar su ira hacia el palco imperial. 

En la carrera 22, las dos facciones habían encontrado una sola voz, cantando “Niké, Niké”, es decir “Victoria, Victoria”, o lo que es lo mismo, ¡A ganar!. Al ver el emperador que ambos seguidores, los de verdes y azules cantaban los mismo, decidió salir del hipódromo. 

El Hipódromo de Constantinopla estaba conectado con el palacio por lo que el emperador buscó una rápida salida, al entender que los cánticos iban contra él, como una referencia a la victoria de la multitud sobre el emperador. Fue salir el emperador y extenderse la violencia por el Hipódromo y por las calles de la ciudad bizantina. 

Los disturbios llegaron a ser tan graves que Justiniano no pudo abandonar el palacio e Hipatio, un sobrino del ex emperador Anastasio I, decidió aprovechar la oportunidad para proclamarse a sí mismo emperador. En esos días de revueltas el hipódromo se convirtió en el centro de operaciones de enemigos del emperador que contaba con las principales figuras de los Verdes y los Azules dirigiendo los disturbios desde la seguridad del estadio. Justiniano intentó una última maniobra para mantenerse en el poder. 

Así que envió a uno sus hombres, Narsés, al Hipódromo. Narsés fue directamente a los Azules y les recordó que Justiniano también fue un defensor de los Azules. Les comentó Narsés que Hipatio era un fanático de los Verdes. Ante esto los Azules tuvieron que elegir entre sus tradicionales rivales deportivos y su odiado emperador. Sin embargo, el Emperador era uno de los Azules. 
Ante el asombro de los Verdes, los Azules asaltaron el Hipódromo en defensa del emperador. Tras varios días de violencia, que dejó casi la mitad de la ciudad bien quemada o destruida, el ejército se fue haciendo con el control de la ciudad y finalmente intentaron tomar el Hipódromo. Con los Verdes bloqueados en el interior del estadio, el ejército irrumpió en el recinto. En total 30.000 manifestantes fueron asesinados. Ganaron los azules.

Hoy de ese hipódromo apenas quedan restos. Algunos son todavía visibles  y se encuentran cerca de la Basílica de Santa Sofía. Hace poco en un programa de Energy, presentaron en un programa llamado ciudades bajo tierra sobre Estambul en donde el presentador entrada en los restos subterráneos de aquel hipódromo que contó con tanta animación , especialmente entre azules y verdes. 



lunes, 7 de octubre de 2013

El poder de un basileus


La historia nos ha acercado a los basileus, o sea, a los emperadores bizantinos. El emperador o basileus constituía el jefe supremo del Imperio bizantino. Por esa razón dirigía el Ejército, la Administración, y – además- tenía el poder religioso. Cada emperador tenía la opción de elegir a su sucesor, al que asociaba a las tareas de gobierno confiriéndole el título de césar. El sucesor no era necesariamente hijo del emperador. En muchos casos, la sucesión fue de tío a sobrino (Justiniano, por ejemplo, sucedió a su tío Justino I y fue sucedido por su sobrino Justino II). Otros personajes consiguieron ser emperadores a través del matrimonio, como fue el caso de Nicéforo II o Romano IV. 
La figura del emperador estaba especialmente relacionada con la del patriarca de Constantinopla que era el jefe de la Iglesia Ortodoxa, la principal tras el Cisma de Oriente. El emperador designaba al Patriarca de Constantinopla , pero era éste el que sancionaba su acceso al poder mediante la ceremonia de coronación. 
La mayoría de los 89 emperadores del Imperio Romano de Oriente, es decir, del Imperio Bizantino fueron varones, pero en algún caso hubo también mujeres que gobernaron con el título de Emperatriz. Como Irene, Zoe y Teodora. Algunos emperadores llegaron a formar dinastías como la Tracia, la Justiniana, Heracliana, Isaúrica, Amoriana o Frigia, Macedonia, Comnenos, Ángeles, Paleólogos… 
De entre los emperadores más trascendentales destacan el de Justiniano I, Heraclio, Constantino V, Basilio II Bulgaróctono («el matador de búlgaros»), Constantino XI Dragases, Alejo I Comneno, León III, Nicéforo Focas, Constantino VII Porfiregénita, Basilio I, Teófilo , Juan I Tzimisces, Miguel VIII Paleólogo, León VI, Romano I Lecapeno, Juan II Comneno, Manuel I Megas.

Aparte de Justiniano, el Grande del que ya hemos hablado en clase de entre los basileus , hemos nombrado a Basilio II, que fue emperador bizantino desde el año 976 hasta el 1025, momento de su muerte, y que fue conocido con el sobrenombre de Bulgaróctono («el matador o asesino de búlgaros»)". 


En su afán por recuperar los territorios perdidos por el Imperio Bizantino tiempo atrás, comenzó una acción de conquista contra el rey o zar Samuel de Bulgaria. Estas acciones se alargaron durante años y años, pero el 29 de julio del año 1014, después de un terrible asedio y de más de una década de combates, Basilio venció a los búlgaros del zar Samuel en la batalla de Kleidion. La victoria bizantina fue total y el número de prisioneros búlgaros rondó los catorce mil. Y aquí es cuando Basilio se ganó el terrible sobrenombre. Según la leyenda mandó dejar ciegos a noventa y nueve de cada cien prisioneros. Al que no cegaba lo dejaba tuerto y su cometido era guiar al resto de sus compañeros de vuelta a casa. El zar Samuel de Bulgaria comprobó estupefacto el estado en el que volvía su ejército y la crueldad que había mostrado su enemigo con sus hombres. Murió pocos días después. Con todo el conflicto entre bizantinos y búlgaros duró cuatro años, hasta el año 1018. Finalmente el triunfo fue para Bizancio.

Si quieres saber algo más de otros emperadores puedes pulsar sobre este enlace y seleccionar a uno y describir en tu cuaderno lo más significativo de su reinado.  

jueves, 3 de octubre de 2013

La evolución espacial del Imperio Bizantino


Bandera, símblo y lema
Βασιλεὺς Βασιλέων Βασιλεύων Βασιλευόντων
(translit: Basileus Basileon, Basileuon Basileuonton) («Rey de Reyes, Gobernando sobre Gobernantes»)


Evolución del Imperio romano oriental , el Imperio bizantino.

Imperio romano oriental en el 480.


Mapa del Imperio bizantino en  550 d.C bajo el reinado de Justiniano.

Mapa del Imperio bizantino en  1.025 bajo el reinado de Basilio II.

Mapa del Imperio bizantino en  1.204
 Mapa del Imperio bizantino en  1.265

El Imperio bizantino hacia 1400.


martes, 1 de octubre de 2013

Historia de una ciudad

La ciudad de Constatinopla, Estambul o el nombre que recibía griego que tuvo, Bizancio , fue la capital de un Imperio que desapareció en 1453. Ese Imperio era el heredero del mundo romano , en este caso el de Oriente, y será el que mantenga, en parte, la herencia cultural de Roma.



En el año 330 la ciudad de Bizancio cambiará su nombre por el de Constantinopla y proclamándose como capital del nuevo imperio romano oriental. Ese el mismo sitio en el que se proclamó como capital entre Oriente y Occidente se levantó una enorme columna que todavía hoy resiste en mitad de la ciudad de Estambul.




Alrededor de la columna se enterraron multitud de reliquias para santificar la ciudad. Esta columna se conocerá como "el clao de Cristo". Desde ese momento todos los años los bizantinos se reunían alrededor de esta columna para rendir un homenaje al fundador de la misma. Era el punto de partida de lo que ellos pensaban eran el centro del mundo cristiano. Multitud de templos se levantaron en la ciudad y en su interior se guardaban iconos.

La ambición de Constantino será enorme y de su legado aún quedan cosas en los espacios de lo que en su momento será el Imperio Romano de Oriente y, más tarde, el Imperio Bizantino.