La historia nos ha acercado a los basileus, o sea, a los emperadores bizantinos. El emperador o basileus constituía el jefe supremo del Imperio bizantino. Por esa razón dirigía el Ejército, la Administración, y – además- tenía el poder religioso.
Cada emperador tenía la opción de elegir a su sucesor, al que asociaba a las tareas de gobierno confiriéndole el título de césar. El sucesor no era necesariamente hijo del emperador. En muchos casos, la sucesión fue de tío a sobrino (Justiniano, por ejemplo, sucedió a su tío Justino I y fue sucedido por su sobrino Justino II). Otros personajes consiguieron ser emperadores a través del matrimonio, como fue el caso de Nicéforo II o Romano IV.
La figura del emperador estaba especialmente relacionada con la del patriarca de Constantinopla que era el jefe de la Iglesia Ortodoxa, la principal tras el Cisma de Oriente. El emperador designaba al Patriarca de Constantinopla , pero era éste el que sancionaba su acceso al poder mediante la ceremonia de coronación.
La mayoría de los 89 emperadores del Imperio Romano de Oriente, es decir, del Imperio Bizantino fueron varones, pero en algún caso hubo también mujeres que gobernaron con el título de Emperatriz. Como Irene, Zoe y Teodora. Algunos emperadores llegaron a formar dinastías como la Tracia, la Justiniana, Heracliana, Isaúrica, Amoriana o Frigia, Macedonia, Comnenos, Ángeles, Paleólogos…
De entre los emperadores más trascendentales destacan el de Justiniano I, Heraclio, Constantino V, Basilio II Bulgaróctono («el matador de búlgaros»), Constantino XI Dragases, Alejo I Comneno, León III, Nicéforo Focas, Constantino VII Porfiregénita, Basilio I, Teófilo , Juan I Tzimisces, Miguel VIII Paleólogo, León VI, Romano I Lecapeno, Juan II Comneno, Manuel I Megas.
Aparte de Justiniano, el Grande del que ya hemos hablado en clase de entre los basileus , hemos nombrado a Basilio II, que fue emperador bizantino desde el año 976 hasta el 1025, momento de su muerte, y que fue conocido con el sobrenombre de Bulgaróctono («el matador o asesino de búlgaros»)".
En su afán por recuperar los territorios perdidos por el Imperio Bizantino tiempo atrás, comenzó una acción de conquista contra el rey o zar Samuel de Bulgaria. Estas acciones se alargaron durante años y años, pero el 29 de julio del año 1014, después de un terrible asedio y de más de una década de combates, Basilio venció a los búlgaros del zar Samuel en la batalla de Kleidion.
La victoria bizantina fue total y el número de prisioneros búlgaros rondó los catorce mil. Y aquí es cuando Basilio se ganó el terrible sobrenombre.
Según la leyenda mandó dejar ciegos a noventa y nueve de cada cien prisioneros. Al que no cegaba lo dejaba tuerto y su cometido era guiar al resto de sus compañeros de vuelta a casa.
El zar Samuel de Bulgaria comprobó estupefacto el estado en el que volvía su ejército y la crueldad que había mostrado su enemigo con sus hombres. Murió pocos días después. Con todo el conflicto entre bizantinos y búlgaros duró cuatro años, hasta el año 1018. Finalmente el triunfo fue para Bizancio.
Si quieres saber algo más de otros emperadores puedes pulsar sobre este enlace y seleccionar a uno y describir en tu cuaderno lo más significativo de su reinado.
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